Mario Kaplún

Pedagogo de la educomunicación popular

 

© Enrique Martínez-Salanova Sánchez

 

 

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Homenaje a Mario Kaplún


Ver: La educomunicación

En octubre de 1998, el Grupo Comunicar organizó en Granada un encuentro de Comunicación y Pedagogía en el que Mario Kaplún, centro y razón del encuentro, iba a impartir un Seminario y alguna conferencia. El día anterior al encuentro, la familia nos comunicó que era imposible el viaje, pues Mario Kaplún estaba muy enfermo.  Falleció a los pocos días, el 10 de noviembre de 1998.

Al grupo Comunicar y a todos los que nos dedicamos a la comunicación y la educación, fue un momento doloroso. No obstante, su figura, pensamiento y legado intelectual y moral nos anima a seguir en el empeño de aunar esos dos caminos, la comunicación y la educación, que andan aún muy separados cuando debieran marchar juntos.  Seguimos abogando por una enseñanza popular, en el que todos aprendamos de todos, y por unos medios de comunicación que trabajen para hacer una sociedad más participativa.

Conocí a Mario Kaplún allá por 1976, en Buenos Aires y, al igual que Paulo Freire, uno de sus inspiradores, cautivó mi pensamiento y encauzó muchos de mis actos. 

Enrique Martínez-Salanova Sánchez


Comunicador y educador


Mario Kaplún fue un comunicador que no se limitaba a producir y difundir, sino a educar, a promover el pensamiento crítico. Su compromiso con una comunicación liberadora lo llevó a escribir manuales y a dar infinidad de cursos en los que se podía aprender a ejercer el derecho a la comunicación sin intermediarios. Todo esto lo hacía desde la perspectiva de la base, desde los ojos de quienes están precisamente al margen del pensamiento académico que a veces por muy evolucionado y adelantado que sea, deja atrás las necesidades reales de la población. Su reflexión-praxis, basada en gran medida en las ideas de Paulo Freire, le hizo crear un método sencillo y de bajo costo para convertir en comunicadores a grupos de adultos que hasta entonces no habían tenido acceso a los medios de información, y menos a procesos de comunicación que pudieran fortalecer sus voces. La propuesta de Jean Cloutieu,  canadiense, que hablaba del emisor-receptor y del receptor-emisor o sea de las dos facultades del ser humano, pudo ser plasmada en la práctica e hizo surgir nuevas formas de comunicación participativa.

Su obra constituye un aporte fundamental a la hora de pensar la relación entre comunicación y educación, pues se refiere al concepto "comunicación" retomando sus dimensiones más primarias: parte de su raíz latina communis, que implica intercambio, diálogo, reciprocidad. Desde su propio recorrido de formación profesional puede evidenciarse este cruce: en cuanto al campo de la comunicación, se acercó desde la praxis, más concretamente, haciendo radioteatro.


«La verdadera comunicación no está dada por un emisor que habla y un receptor que escucha, sino por dos o más seres o comunidades humanas que intercambian y comparten experiencias, conocimientos, sentimientos (aunque sea a distancia a través de medios [o canales] artificiales. Es a través de ese proceso de intercambio como los seres humanos establecen relaciones entre sí y pasan de la existencia individual aislada a la existencia social comunitaria [...] Los medios masivos tal como operan actualmente en su casi totalidad no son medios de comunicación sino medios de información o de difusión. Podrían llegar a ser realmente de comunicación (y de hecho algunos pocos han logrado y demostrado serlo); pero para ello tendrían que transformarse profundamente [...] el proceso de la comunicación debe realizarse de modo que dé a todos la oportunidad de ser alternativamente emisores y receptores. Definir qué entendemos por comunicación equivale a decir en qué clase de sociedad queremos vivir»

Mario Kaplún


«Estamos demasiado acostumbrados a que los programas de radio educativos sean una cosa árida y aburrida. Como esas medicanas de nuestra infancia que, para que "hicieran efecto" y fueran juzgadas confiables por nuestros padres, debían tener necesariamente "gusto a remedio", un sabor amargo y desagradable. Cuando se nos habla de "radio educativa", la imagen que nos surge espontáneamente es la de un solitario profesor instalado ante el micrófono y enseñando, con voz y tono de magister, a un invisible alumno, las tradicionales nociones de la clásica escuela elemental. Y hay que convenir en que, desgraciadamente y salvo honrosas excepciones, la mayor parte de la radio educativa que se ha venido haciendo hasta ahora en América Latina ha contribuido a reforzar esa imagen más que a modificarla. Un programa de radio educativo no tiene por qué ser aburrido. Más aún: no debe serlo».  Producción de programas de radio. Quito. 1978

Mario Kaplún. Biografía. 1923-1998


He utilizado datos de Virginia Silva Pintos (Universidad ORT, Uruguay), de los textos de Mario Kaplún y de otras fuentes

Nació en Argentina, de antepasados judío, en 1923 y vivió en Buenos Aires hasta 1952 cuando con su mujer, la actriz Ana Hirsz, y su hijo menor deciden establecerse en Uruguay. A los 17 años terminó sus estudios como Maestro, actividad que nunca ejerció, aunque su condición docente marcó toda su vida, ligada a la comunicación, cuya profesionalidad le llegó desde la praxis, fundamentalmente desde el radioteatro.

Su primera experiencia en radio fue a los 17 años, cuando los responsables de Platea Club permitieron que Mario usara el programa para convocar jóvenes a los foros del Club del Libre Debate que él organizaba en una sala del periódico Crítica. Fue ahí donde conoció a Ana Hirsz, una actriz polaca radicada en Argentina desde los nueve años, que fue su compañera toda su vida y con la que tuvo tres hijos.

En el trabajo de transmisión de radioteatros fue donde Mario Kaplún adquirió experiencia suficiente para realizar guiones y programas, hasta que emitió en un programa llamado «Escuela del Aire», su primer programa educativo. La educación no formal comenzó a tomar cuerpo en su vida profesional, cuestionó el modelo de comunicación unidireccional de los mass-media, y procuró que receptores y emisores fueran una misma situación del proceso de comunicación.

Ante la obligación del gobierno peronista de afiliarse al partido para poder cobrar su sueldo, el matrimonio decidió trasladarse a Uruguay, donde en 1952, se incorporó a Radio Carve con el programa Buenas Noticias, y trabajó en una agencia de publicidad, que le permitió conocer desde adentro el mundo de la propaganda, de los medios de comunicación.


Los inspiradores de sus ideas


En Uruguay, Mario Kaplún y Ana, abandonaron el judaísmo y buscaron profundizar en el cristianismo, pues les conmovió la idea de construir un mundo mejor, y trataron de concretarla primero a través de la radio, luego de la televisión y finalmente a través de la docencia. En 1958 fueron a Francia, a vivir en la comunidad no-violenta El Arca, dirigida por Lanza del Vasto, mensajero de Gandhi en Europa. Al saber que esperaban el segundo hijo decidieron regresar a Uruguay  donde se vincularon al Centro Pedro Fabro, un grupo de búsqueda de valores diferentes, abierto al intercambio de reflexiones e ideas. Allí conocieron a Juan Luís Segundo, teólogo, uno de los pioneros de una nueva teología, a partir del Concilio Vaticano II, basada en la libertad del hombre alejada del fundamentalismo dogmático y enfrentado a la teología meramente intelectual, que más tarde se convertiría en la teología de la Liberación: Se imbuyeron allí de una filosofía de trabajo dialógica, crítica, que no admite esquivar preguntas ni aceptar las cosas tal como se presentan.

Otro de los inspiradores de Kaplún fue Paulo Freire, con sus ideas sobre la educación liberadora. Transformó sus pensamientos y sirvió de base para iluminar los programas de radio y televisión y televisivos que Mario Kaplún y sus  colegas realizaban. Tomar en cuenta estas teorías implicaba crear un mecanismo de trabajo distinto, en la que los comunicadores son activos, todos enseñan y todos aprenden, basado más en preguntas que en respuestas, dando importancia principal al mismo proceso comunicativo.

La fuerza los regímenes militares de toda América Latina, potenció la creación de grupos de reflexión, muchas veces clandestinos, en los que se evitaban las conferencias, se ajustaban los debates a las necesidades imperiosas del momento y en el que eran imprescindibles las dinámicas dialógicas, con participantes activos y con la finalidad de crear ciudadanos responsables.

Célestin Freinet constituyó también una fuente de inspiración pedagógica para Mario. Freinet había cuestionado más de treinta años atrás la enseñanza memorística, y proponía una pedagogía que tenía en cuenta los entornos de los alumnos, promovía la construcción colectiva del aprendizaje y potenciaba la producción en el aula de periódicos, como estrategia pedagógica que logra la implicación y la participación de los alumnos.

Al final de su carrera como educador y comunicador, Mario fue afín a las corrientes pedagógicas constructivistas, y más concretamente con el psicólogo suizo Jean Piaget y su idea de aprendizaje como proceso autónomo de descubrimiento personal; con el psicopedagogo estadounidense Jerome Bruner que, inspirado a su vez en Piaget, promovió la idea de aprendizaje como proceso que se construye mediante la exploración y la praxis; y con el psicólogo y lingüista ruso Lev Vygotsky, que profundizó el concepto de aprendizaje como proceso social en tanto el sujeto aprende en la interacción con los otros.

 

Mario Kaplún, sus actividades en radio y televisión y el exilio


Hacia el año 1960, el sacerdote Manuel Olivera, amigo personal, le propuso crear un programa de radio en el espacio que se trasmitía la misa, para contar lo que los cristianos realizaban en el mundo, que se basara en el dialogo. Se comenzó a emitir así en Canal 10, en 1962, Cristianos sin censura, que trataba temas cotidianos de los oyentes, en el que Ana Hirsz fue secretaria de producción. El programa tuvo gran éxito de público y fué el primero de otros programas, series de programas de radio con una propuesta educativa para toda América Latina, como El Padre Vicente – Diario de un cura de barrio (1969-1973), Jurado No.13 (1971-1973) para documentar diversas realidades del continente americano y Tierra de Muchos. Los programas fueron emitidos no sólo en América Latina, sino también en Filipinas y Estados Unidos, y fueron traducidos al portugués, al quechua y al aymara.

Bajo el seudónimo Mario César, realizó en Canal 12 Sala de audiencias, para televisión, un programa sobre temas de actualidad, sociales y políticos, que se convirtió en una gran tribuna nacional y se mantuvo en antena durante seis años. El programa se llevó más tarde con el nombre de Las dos campanas, a Canal 10. Cuando en 1968 el  presidente Pacheco Areco implantó las medidas de excepción, la suspensión de las garantías constitucionales y la censura de prensa, le fue imposible seguir en televisión y Kaplún volvió de nuevo a la radio, donde continuó con el radioteatro, un género que al principio le perecía muy superficial pero en el más tarde volcó todo su entusiasmo al darse cuenta de que el lenguaje inteligible de los intelectuales, podía ser comunicado mediante el radioteatro. Según Manuel Olivera, los programas de Mario Kaplún, tenían como prioridad hacer que la gente pensara por sí misma.

Cuando Jurado Nº 13 pasó a ser difundido por CX30 Radio Nacional (Montevideo), fue censurado por los militares y considerado como subversivo. La pareja decidió salir de Uruguay y marcharon al exilio a Venezuela, donde vivieron entre 1978 y 1985. Allí Mario Kaplún coordinó el área de Comunicación del Centro al Servicio de la Acción Popular (CESAP), dio cursos sobre comunicación fotográfica, audiovisual y periodística, y también sobre teatro, aplicando su propia metodología de capacitación para comunicadores/educadores populares. Puso en marcha los Talleres Latinoamericanos de Comunicación Popular, un proyecto que se sostuvo durante cuatro años y en el cual se formaron más de cien comunicadores/educadores populares de América Latina y coordinó cursos para dirigentes sindicales.


«Comunicar es una aptitud, una capacidad. Pero es sobre todo una actitud. Supone ponernos en disposición de comunicar, cultivar en nosotros la voluntad de entrar en comunicación con nuestros interlocutores. Nuestro destinatario tiene sus intereses, sus preocupaciones, sus necesidades, sus expectativas. Está esperando que le hablemos de las cosas que le interesan a él, no de las que nos interesan a nosotros. Y sólo si partimos de sus intereses, de sus percepciones, será posible entablar el diálogo con él. Tan importante como preguntarnos qué queremos nosotros decir, es preguntarnos qué esperan nuestros destinatarios escuchar. Y, a partir de ahí, buscar el punto de convergencia, de encuentro. La verdadera comunicación no comienza hablando sino escuchando. La principal condición del buen comunicador es saber escuchar.»

Mario Kaplún

Regreso a Uruguay y su interés total por la pedagogía


En 1985, al llegar al democracia, Mario Kaplún y Ana Hirsz volvieron a Uruguay, donde se dedicó de lleno a la docencia y la investigación y donde enfocó sus actividades y esfuerzos a la pedagogía.  Participó en la licenciatura  de Ciencias de la Comunicación, recientemente creada, organizando y coordinando el área de educación. Los conflictos con los estudiantes y con el rectorado, le forzaron a renunciar, y se dedicó más bien hasta el final de su vida a la acción en los contextos comunitarios, en los combinó la actividad pedagógica con la investigación-acción, con la consigna aprender haciendo, promoviendo el diálogo entre universitarios y pobladores de barrio y propiciando la idea de que la universidad debe implicarse en la educación popular.

Su actividad latinoamericana y su influencia en el continente se hizo imparable. Coordinó el Programa Latinoamericano de Comunicación Popular del Consejo de Educación de Adultos de América Latina (CEAAL),  fundó el boletín latinoamericano de comunicación popular: Pregonero y en 1987 realizó un estudio sobre la democratización de las comunicaciones en la perspectiva del año 2000, para UNESCO. En Montevideo organizó el Encuentro Latinoamericano Monte Video ‘88 sobre vídeo en la Educación Popular. Solicitado por la UNESCO, profundizó sobre la confluencia entre Comunicación y la Educación, en la práctica.

Murió el 10 de noviembre de 1998.

Mario Kaplún

Paulo Freire

Celestin Freinet

Jean Piaget

Jerome Bruner

Lev Vygotsky


 

El casette foro


El cassette-foro es un sistema de comunicación para la promoción comunitaria y la educación de adultos, puesto al servicio de organizaciones populares. El método es inter-grupal y bidireccional, mediante el intercambio de mensajes grabados en cassette. Fue una innovación de Mario Kaplún que inspiró a numerosas comunidades latinoamericanas en su labor educativa, con grandes éxitos en el aprendizaje y en la concienciación popular.

Convertía en emisores a los receptores de mensajes, siguiendo el esquema de Paulo Freire de investigación-acción” cuyo objetivo principal era hacer del proceso comunicativo un diálogo intergrupal -un proceso real de ida y vuelta-, y volver a los receptores más críticos y participativos. El modelo permitía al destinatario no sólo recibir el mensaje sino también responder y dialogar, e implicaba además una dimensión de intercambio intergrupal que favorecía la condición de co-emisores de todos los participantes. La primera experiencia fue realizada con agricultores uruguayos.

«... cuando empezamos el cassetteforo, si hubiéramos partido de nuestra propia percepción política de la realidad de los grupos, de las cooperativas campesinas para los que fue destinada nuestra primera experiencia, no hubiéramos podido generar ningún proceso porque esos grupos no asumían ni tenían presente esa interpretación, por exacta que ella hubiera sido. Por ejemplo, si en nombre de una visión política de la comunicación, hubiéramos empezado con nuestras ideas sobre la tenencia de la tierra o la reforma agraria, se habría cometido un gran error, en cambio el haberlos escuchado primero, nos hizo saber cuáles eran sus necesidades sentidas (para llegar a las necesidades objetivas, primero hay que partir siempre de necesidades sentidas), eso hacía posible el diálogo y que ellos vertieran su comunicación dentro de una temática que habían previamente fijado.» (1)

(1). MONTOYA VÉLEZ, Martha Helena (2004). Conversaciones con Mario Kaplún: Cincuenta años pariendo un interlocutor autónomo. Texto publicado en la Revista Comunicologí@: indicios y conjeturas, Publicación Electrónica del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, Primera Época, Número 2, Otoño 2004

disponible en: http://revistacomunicologia.org/index.php?option=com_content&task=view&id=61&Itemid=97


La lectura crítica


El método se sustenta en la idea de que, para potenciar nuevos emisores hay que ejercitar la capacidad crítica en ellos, lo que implica enseñarles a decodificar cultural e ideológicamente los mensajes para que puedan analizarlos y tomar una postura. Mirar críticamente no significa dirigir la mirada del educando sino darle instrumentos para que él la gobierne. Conjuga elementos básicos de la pedagogía de Paulo Freire -adaptada a la comunicación- y la teología de la liberación, y propone varias etapas de análisis de la comunicación y de los medios de comunicación.

Se hace fundamentalmente en grupo, en donde se presenta un programa de radio, un video..., y en un plenario se analizan las opiniones, las contradicciones, etc, se analizan los problemas, la comunicación como producto y como proceso.


Mario Kaplún. Tener en cuenta a los receptores


Resumido de MONTOYA VÉLEZ, Martha Helena (2004). Conversaciones con Mario Kaplún: Cincuenta años pariendo un interlocutor autónomo. Texto publicado en la Revista Comunicologí@: indicios y conjeturas, Publicación Electrónica del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, Primera Época, Número 2.  http://revistacomunicologia.org/index.php?option=com_content&task=view&id=61&Itemid=97

Para Mario Kaplún la comunicación es una práctica humana que abarca  a todos los seres humanos, no solo a aquellos que la asumen como una tarea o profesión. Concierne a toda la educación.

  • La educación en todas sus formas debiera permearse de las visiones comunicativas y de la dimensión comunicativa. Si analizáramos la escucha, la enseñanza como un proceso de comunicación, veríamos ante todo cuán poco comunicativo es éste actualmente y cuánto podría potenciarse si asumiera las propuestas de la comunicación.

  • En los medios de comunicación, es muy importante estimular procesos por los cuales, los que hasta ese momento habían sido considerados receptores, tuvieran también la posibilidad de ser tenidos en cuenta como emisores. El receptor es un interlocutor que emite. Todo grupo, toda persona posee facultades emisoras y se le debe permitir y estimular para que las ejercite. Siempre se le ha concedido muy poca importancia al receptor.

  • Para generar procesos educativos, es necesario que los comunicadores manejen los lenguajes no solo con otros contenidos sino con otros estilos

  • Es necesario formar emisores, no solamente los que se van a dedicar a a la comunicación en los medios, tanto masivos como populares, sino que todas las personas necesitan comunicarse, ejercitar  la emisión, comunicarse entre las personas.

  • Ya no es la cuestión hablar solamente del papel instrumental de la comunicación en la educación como hasta ahora se ha planteado: medios de apoyo y técnicas, es pensar pedagógicamente en la comunicación como un componente indispensable en todo proceso educativo.

  • Frente a la realidad de los medios masivos los que hacemos educación para los medios creemos en la importancia de un receptor crítico, autónomo. A lo que tiende una buena educación para los medios es a darle instrumentos para construir en él esa autonomía que nuestro pensamiento no tiene espontáneamente. Se necesita adquirirla como en cualquier proceso educativo. No es por lo tanto “dirigir la mirada”, es darle instrumentos para que él la gobierne, lo que me parece bastante diferente.

  • Al principio se empieza educando para la recepción, se tiene que pasar a una etapa en la cual el educando supere su condición de receptor y también haga él prácticas de emisión. En la medida en que practica la emisión, en esa misma medida adquiere autonomía para la recepción. No se pretende que todos se conviertan en productores de programas ni nada por el estilo. La práctica de la emisión se puede hacer de una forma mucho mas insertada en la cotidianidad de la gente sin pensar que todos tengan que acceder a los medios masivos.

  • La comunicación es algo más que la suma de vehículos y canales por donde fluye ese proceso. La gente (todo ser humano), no empieza conociendo y después comunicando lo que conoce sino que conoce en la medida que lo comunica.


Sus textos más significativos


Kaplún, Mario. La comunicación de masas en América Latina. Bogotá: Ed. Educación Hoy, 1973.

Kaplún, Mario. Producción de programas de radio: el guión, la realización. Quito: CIESPAL, 1978.

Kaplún, Mario. Hacia nuevas estrategias de comunicación en la educación de adultos. Santiago de Chile: UNESCO, 1983.

Kaplún, Mario. Comunicación entre grupos: El método del casete-foro. Ottawa: IDRC, 1984.

Kaplún, Mario. El comunicador popular. Quito: CIESPAL, 1985.

Kaplún, Mario. Un taller de radiodrama: Su metodología, su proceso. Quito: CIESPAL, 1985.

Kaplún, Mario. La educación para los medios en la formación del comunicador social. En colaboración con María Helena Hermosilla. Montevideo: FCU, 1987.

Kaplún, Mario. A la educación por la comunicación. La práctica de la comunicación educativa. Santiago de Chile: UNESCO, 1992.

Kaplún, Mario. Los materiales de autoaprendizaje. Marco para su elaboración. Santiago de  Chile: UNESCO, 1996.


© Enrique Martínez-Salanova Sánchez