Ir a erotismo en el arte

 

Los museos secretos

©Enrique Martínez-Salanova Sánchez

Los museos secretos


Ha sido una constante a lo largo de la Historia. El ser humano, el mismo que ha construido museos para exponer cañones, carabinas, espadas, arcos y flechas, metralletas, lanzas, obuses, dagas, floretes, espingardas, culebrinas y todo tipo de instrumentos o armas destinada a lo que se ha dado en llamar el “arte de la guerra”, ese mismo ser humano, ha decidido en demasiadas ocasiones ocultar en gabinetes y salas secretas de esos u otros museos pinturas y esculturas que, por mostrar a las claras los entretenimientos a los que solemos entregarnos las personas cuando nos vemos arrebatadas por el deseo, han sido consideradas demasiado pornográficas como para ser expuestas.

Esa motivación represora de inspiración inquisidora ha hecho que algunos de los museos más importantes del mundo hayan poseído en algún momento de su historia su propia sala secreta, una especie de museo erótico secreto dentro del propio museo al que sólo podían acceder cuatro privilegiados y que estaba llena de obras que, por uno u otro motivo, atentaban, al decir de las mentalidades más puritanas de la época, contra el pudor y la moral de los mortales. Así, el armario 55 del British Museum o el Gabinete de Objetos Obscenos de Nápoles son algunos de esos espacios secretos que algunos museos tuvieron o tienen reservados al erotismo y a los que nosotros hemos dado en llamar museos eróticos secretos.

La museología actual abomina de los gabinetes secretos, pero hasta fechas bastante recientes era normal que ciertas piezas de contenido erótico, o no tanto -el pecado está en los ojos del que mira-, se reservaran en alguna sala solo accesible para personas de sólida formación, que solían ser las que daban una propinilla al vigilante.

Hacia 1838 se desarticuló en España la Sala Reservada en la que se exponían las llamadas poesías, desnudos mitológicos y bíblicos que algunos artistas pintaban para saloncitos y gabinetes privados adonde solían retirarse los monarcas después de comer. Ciertos Tiziano, Guido Reni y Annibale Carracci serían considerados indecentes, por lo que no resulta extraño que en el año 1957 aún se conservara bajo llave la colección de cerámica de corte sexual y erótico del Museo Nacional de Antropología y Arqueología de Lima, Perú. El conjunto reunía piezas provenientes de varias culturas, resaltando "La mochica", por la cantidad de obras como por la variedad de posturas y acciones sexuales reflejadas.

Mi relación con el arte erótico comenzó con mi interés por el arte y su historia en general, y algunos atisbos de que había colecciones y Museos de todo el mundo que poseían fondos secretos. Los monarcas españoles, poseían fondos de cuadros ocultos, entre ellos algunas tan conocidos hoy como La Maja desnuda de Goya, y otros muchos, a salvo de miradas indiscretas y para uso y disfrute exclusivo de aquellos gobernantes de sexualidad exacerbada para su tiempo. Por cierto. Intenté en vano entrar en alguno de esos Museos, Nápoles, Lima, pero mi edad primero y la época de represión que se vivía en aquellos tiempos de mi juventud no me lo hicieron posible.

El detonante fue cuando una vez llegué a Lima, Perú, intenté ver lo que creo que se llamaba el Museo secreto, o Museo erótico, hoy decididamente el Museo Larco, que tiene una espléndida colección de vasijas eróticas. El taxista al que le indiqué el Museo y dirección no me quiso llevar, enfadado además de que le pidiera semejante y prohibida dirección. Tuve que tomar otro taxi y, por fin, pude admirar el prohibido y maravilloso museo. Ahí comenzó mi afición a coleccionar fotos, láminas, textos, documentos sobre la relación entre arte y erotismo y a investigar en la medida de mis posibilidades sobre el mismo.

Tampoco me permitieron en 1964 ver, en el Museo Arqueológico de Nápoles, el llamado Gabinete Secreto, hoy abierto al público, que expone una serie de frescos, esculturas y mosaicos eróticos, provenientes de las excavaciones que se realizaron hace 200 años en las ciudades de Pompeya y Herculano.

En Ávila, en la catedral, hace décadas intenté ver, en la sillería del coro, una serie de tallas que, bajo los asientos de los canónigos reproducen escenas sexuales. No lo logré. Años después, un tanto clandestinamente me introduje y descubrí que esos asientos, entrando a mano izquierda, estaban clavados para que no se pudieran observar.


Museo Larco, de Perú

Aunque no es un museo erótico propiamente, el Museo Larco en Lima (Perú) posee una sala de arte erótico prehispánico.


El secretum del Museo Británico


 

El Secretum o museo secreto del Museo Británico


Fue una sección del Museo Británico creado oficialmente en 1865 para almacenar todos los artículos históricos considerados obscenos. Fue creado formalmente en respuesta a los requisitos de la Ley de Publicaciones Obscenas de 1857. La sala Secretum del Museo Británico se llamó originariamente el “Gabinete de objetos obscenos”. En ese año, un coleccionista privado, George Witt, donó al British Museum una magnífica colección de objetos eróticos y fálicos que había ido recolectando durante sus viajes por todo el mundo. Las autoridades rectoras del museo valoraron positivamente la importancia antropológica e histórica de las piezas legadas pero decidieron ocultarlas a la vista del público. Es decir: crearon un museo erótico secreto dentro del mismo museo.

En la época victoriana, el museo contenía una sala muy especial para objetos considerados demasiado obscenos o perversos para sentarse junto al resto de la colección. El Armario 55 fue creado en respuesta a la Ley de Objetos Obscenos (1857), y designado el "Gabinete de Objetos Obscenos". Tenía otro nombre coloquial: la sala del porno.

Para entrar en el Secretum, se necesitaba un permiso especial. Esto se dio solo a los caballeros que podían demostrar que eran de "años maduros y una moral sólida". Es comprensible que la mojigata era victoriana fuera un terreno fértil para crear un Secretum, pero lo que es más impactante es cuánto tiempo duró. Los artículos se agregaron tan tarde como en la década de 1950. Muchos artículos considerados obscenos se mantuvieron bajo llave ya en 1830. ​ Uno de los primeros artefactos fue la Estatua de Tara, que estuvo oculta durante treinta años a partir de la década de 1830.

A partir de la década de 1960, los artefactos se eliminaron de esta colección especial y se incorporaron a las secciones pertinentes en las salas abiertas al público, como por ejemplo el libro Recreations with the Muses, ubicado posteriormente en la Galería de la Ilustración. Hoy en día, solo unos pocos artículos permanecen bajo llave en el Armario 55 y 54 en el Departamento de Antigüedades Medievales. Entre muchos otros artículos, anteriormente contenía la colección de erótica antigua que George Witt (1804-1869), médico y coleccionista de antigüedades fálicas. Inaccesible para el público, era un depósito de exhibiciones de naturaleza erótica.


Colección de George Witt


432 piezas en total conformaban la colección de George Witt. En su mayor parte, ésta estaba formada por falos de las más diferentes culturas. Asirios, egipcios, griegos, romanos, medievales, con ojos, con alas, chinos, japoneses… los falos que formaban la colección legada por Witt al British Museum demostraba cómo el hombre, a lo largo de los siglos, no había dejado de prestar atención ni de rendir pleitesía a una parte tan concreta de su anatomía.

Dentro de la colección de Witt hay que destacar también nueve álbumes que, encuadernados en cuero, recogían dibujos, acuarelas, descripciones e ilustraciones diversas de objetos recogidos en otras colecciones públicas y privadas repartidas por el mundo.

Todas estas piezas conformaron el que se puede considerar uno de los museos eróticos secretos más importantes del mundo. Junto a ellas hay que destacar igualmente las contenidas en el llamado Gabinete de Objetos Obscenos de Nápoles. Éste fue, sin duda, un ejemplo prototípico de hasta qué modo la mentalidad censora de las autoridades civiles y eclesiásticas condenaban a estas piezas de incalculable valor antropológico a la oscuridad de estos museos eróticos secretos.


Una lámpara de terracota romana que representa a una mujer desnuda sentada sobre un cocodrilo. Excepto que la mujer en realidad está sentada en un enorme falo humano que emerge de la cola del cocodrilo. El Museo Británico sugiere que la mujer podría ser una oscura caricatura de Cleopatra (esta está en exhibición en el museo)

Escultura de un sátiro involucrado en actos sexuales con una cabra (todavía propiedad del museo, actualmente no en exhibición)

Un ejemplo más reciente de contenido problemático es la Copa Warren, que presenta escenas de actos homosexuales. La copa se ofreció al Museo Británico, pero debido al tema se pensó que era demasiado contenciosa para comprarla. El objeto finalmente se compró a un precio mucho más alto y ahora es uno de los artefactos importantes del museo.

La estatua de Tara, una de las primeras adquisiciones de la colección, ahora se encuentra en la Galería José E. Hotunges, pero estuvo escondida durante treinta años a partir de 1830


Gabinete secreto del Museo del Prado de Madrid

Un gabinete solamente para el rey

La pintura dominante durante siglos en España ha sido de temática religiosa. Sin embargo, por las mismas fechas en que pías instituciones, conventos y familias católicas patrocinaban esa inflación de imágenes religiosas, Carlos V y su hijo Felipe II encomendaban a reputados artistas, Tiziano principalmente, la reproducción de apetitosos desnudos femeninos con destino a sus camerinos privados (así denominados a veces en los papeles contractuales). En el caso de Felipe IV, otro gran aficionado, sabemos que su camerino era el llamado Cuarto Bajo de Verano, en la zona norte del Alcázar madrileño, el aposento «al que Su Majestad se retira después de comer».

Los desnudos encargados a Tiziano se denominaron ‘poesías’, que es como llamaban entonces a las fábulas mitológicas: Dánae, Venus y Adonis… Tiziano, que era un gran profesional, tenía en cuenta las preferencias de su real cliente y procuraba complacerlas. «Como la Dánae que he enviado a su majestad se ve de frente, quiero variarla en esta nueva poesía y mostrarla del otro lado (o sea de espaldas, con exhibición de glúteos) para hacer la cámara donde deben exhibirse más atractiva» leemos en la carta de presentación de su nuevo lienzo Venus y Adonis, fechada en 1554.

Museo de Jaén

En vísperas de la apertura del Museo Íbero de Jaén, los técnicos se estarán preguntando sobre el emplazamiento ideal de su escultura más turbadora: un torso masculino que, como diría Quevedo, se presenta «amancebado con su mano», lo que puede resultar embarazoso en un museo para todos los públicos.

Museo del Prado

El gabinete secreto más relevante ha sido, sin duda, el del Museo del Prado. Curiosamente los reyes de España, el país más represivo en materia de moral sexual, fueron grandes aficionados a la pintura erótica. Cuando esas colecciones reales se pusieron a la vista de sus súbditos, se creyó necesario encerrar ciertos lienzos y esculturas en ‘salas reservadas’.


Adán y Eva de Durero


En la Nochebuena de 1734 el Alcázar de Madrid resultó destruido por un incendio, pero por suerte las dos obras de Durero fueron evacuadas y pasaron al Palacio del Buen Retiro. Décadas después, el rey Carlos III ordenó que ambos cuadros de Durero, junto a otros desnudos, fuesen quemados por su contenido supuestamente obsceno. Por consejo de miembros de su corte y del pintor Mengs, el rey accedió en 1762 a que dichas pinturas de desnudo se trasladasen a la Academia de San Fernando para que sirvieran de ejemplos de enseñanza para los jóvenes artistas. Pero tal medida no se adoptó hasta 30 años después, periodo en el cual Adán y Eva hubieron de permanecer almacenados en el Buen Retiro. En 1792 Bernardo Iriarte retomó la propuesta de enviar a la Academia los desnudos almacenados, que el nuevo rey Carlos IV aceptó. Esta medida se aprobó a condición de que dichos cuadros de desnudo se mantuviesen reunidos en una sala de acceso restringido. Durante el gobierno de José Bonaparte la sala restringida es desmantelada, colgándose las obras de desnudo en salas de libre acceso, pero tal medida sería revertida con el nuevo régimen de Fernando VII.

Durero: El placer del rey. Felipe IV dedicaba las siestas a ver los desnudos tizianescos. Incluso comisionó a Velázquez para que comprara para su colección este ‘Adán y Eva’ de Durero


Tiziano muestra a Júpiter poseyendo a Dánae en forma de lluvia de oro.

Secreto del Museo del Prado 


En 1827, tras la creación del Museo del Prado, 70 desnudos se confinaron en una sala reservada. Representaban desnudos y se confinaron en una sala reservada entre 1827 y 1838. Estos lienzos, según Mérimée, solo se enseñan a las personas portadoras de un billete especial […], pues contienen todas las desnudeces que hubieran podido asustar a las damas. Hoy, los lienzos voluptuosos están repartidos en las distintas salas a las que corresponden por autores, épocas y estilos.


Gabinetto segreto del Museo de Nápoles

En 1819, el futuro rey de Nápoles, Francisco I, visitó, acompañado de su mujer y de su hija, el museo donde se exponían los objetos hallados en las excavaciones de Pompeya y Herculano. Quedó tan escandalizado ante aquellas obscenidades que ordenó recogerlas en un gabinetto segreto, solo visitable por personas «de edad madura y de moral reconocida» a las que se expendería un permiso especial. Este gabinetto ha sufrido diversos avatares a lo largo de su historia. clausurado en 1850, Garibaldi lo abrió, Mussolini lo cerró de nuevo y hoy está abierto al público, aunque se desaconseja su entrada a los menores de 14 años a no ser que vayan acompañados por sus tutores. Si bien no es en sí un museo del sexo, el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles abrió su extensa colección de arte erótico histórico en su Gabinete Secreto al público en 2000. La mayoría de las exhibiciones son de la época griega y romana, y muchas fueron recuperadas de la cercana Pompeya .

En los más de 150 años transcurridos desde la creación de la colección erótica, el destino de esta manifestación artística "impúdica" y "lasciva" ha estado ligado a la historia de Italia y de Europa. Se ha mostrado al público -siempre minoritario y con autorización espe-cial-, en los breves periodos de liberalismo que vivió el Reino de Nápoles en el siglo XVIII, y ha sido cerrada a cal y canto, en los más frecuentes de "rearme moral". En 1819, el rey de Nápoles Francisco I decidió cerrar las salas a toda persona que no encajara en la definición de "edad madura y reconocida moral". Uno de los escasos momentos de "puertas abiertas" casi total fue el que coincidió con la entrada de Garibaldi a Nápoles, aunque el cambio fue fugaz porque la Casa de Saboya que ocupó el trono de Italia optó, de nuevo, por los cerrojos. Otro tanto ocurriría en la etapa fascista, dominada por un sentido estricto del pudor y una rígida visión de la moral sexual. Tras la II Guerra Mundial, hay que esperar a 1967 para que el Gabinete Secreto sea accesible al público. Pero tanto liberalismo se esfuma en 1971, cuando las salas que hospedan la colección son cerradas por reforma.


Tintinnabula de bronce, suspendidos de cadenas en las entradas de las casas o tiendas con la función de defenderlas del mal de ojo mediante el recurso de provocar la risa. El tintinnabulum clásico es un pene erecto con un cuerpo fuerte y poderoso y dos alas abiertas, al que se puede añadir un cuerpo fálico, una cola fálica, piernas fálicas, brazos fálicos y así sucesivamente, a los que, por último, se sumaban campanillas colgadas de cadenas con el objetivo de que su sonido ahuyentara a los malos espíritus. Para que la risa ayudara también en este cometido, algunos tintinnabula tienen además formas grotescas: destaca un gladiador que, con la ayuda de una daga curva, combate contra su propio pene erecto convertido, en una pantera agresiva; un enano que monta un caballo-falo, sin darse cuenta de que va a ser penetrado por su cola fálica.


Estatua de mármol del dios Pan enseñando a tocar la flauta -clara alegoría fálica- al joven y desnudo pastor Dafni

Grupo escultórico del sátiro Pan manteniendo relaciones sexuales cara a cara con una Cabra