Diarios de la calle

 

Cómo una profesora y 150 adolescentes utilizaron la escritura para cambiarse a sí mismos y al mundo a su alrededor

 

Enrique Martínez-Salanova Sánchez

 

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El puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas de cine/Glosario de cine


Erin Gruwell y los escritores de la libertad Diarios de la calle. La película

El director. Richard LaGravenese

La verdadera Erin Gruwell Escribir para cambiar de conducta

El valor pedagógico de The Freedom Writers


Erin Gruwell y los escritores de la libertad


Diarios de la calle está inspirada en una historia real, la de la profesora de un instituto, Erin Gruwell y en los diarios de un grupo de adolescentes «Los escritores de la libertad», de Long Beach, California, Estados Unidos, tras los disturbios de 1992 por conflictos interraciales. Está ambientada en los alrededores del Instituto Wilson Classical en Long Beach, a mediados de los 90 y expone la fuerza creativa y didáctica de una mujer, que deja sus prejuicios y técnicas tradicionales para ejercer su tarea con grupo de adolescentes marginales.


Diarios de la calle. La película


Diarios de la calle. Los escritores de la libertad. Freedom writers

Dirección: Richard LaGravenese.

2007. Alemania, EE.UU. 123 min.

Guión: Richard LaGravenese; basado en el libro «The freedom writers diary» de Freedom Writers y Erin Gruwell.

Producción: Stacey Sher, Michael Shamberg y Danny DeVito.

Música: Mark Isham y will.i.am.

Fotografía: Jim Denault.

Montaje: David Moritz. 

Interpretación: Hilary Swank (Erin Gruwell), Patrick Dempsey (Scott Casey), Scott Glenn (Steve Gruwell), Imelda Staunton (Margaret Campbell), April Lee Hernandez (Eva), Mario (Andre), Kristin Herrera (Gloria), Jacklyn Ngan (Sindy), Sergio Montalvo (Alejandro), Jason Finn (Marcus), Hunter Parrish (Ben).

Sinopsis. A sus 23 años, todavía con aspecto de estudiante, la idealista Erin Gruwell (Hilary Swank) hija de un activista de los Derechos Humanos que de pequeña había querido ser abogada para defender a los pobres y excluidos, parece dispuesta a comerse el mundo el día que entra en el instituto Wilson para estrenarse como profesora. Pero su clase lo único que espera es sobrevivir un día más; son un grupo multiétnico de adolescentes de los más variados orígenes. Lo único que parecen tener en común es el odio que se profesan entre sí y la intuición de que el sistema educativo se está limitando a almacenarlos en cualquier lugar antes de que tengan edad para desaparecer. Erin se empeña día tras día en ganarse a sus estudiantes pese a su obstinado rechazo a toda forma de participación en las clases.

Sin embargo, la actitud optimista de la maestra es una bofetada para los endurecidos alumnos, quizá peor que el cinismo o la indiferencia de los otros profesores. Un día la profesora intercepta un dibujo donde se insulta a un joven negro mediante la exageración de rasgos físicos. En un momento de inspiración, compara el dibujo con las caricaturas que los nazis hacían de los judíos y les menciona el holocausto. Para su sorpresa, la gran mayoría de sus alumnos desconoce la historia de la «solución final» nazi. A partir de ese momento, la maestra modifica el plan de estudio, y cambia «La Odisea» por «El Diario de Anna Frank».

Cuando los directivos de la escuela se niegan a pagar los nuevos libros y otras actividades que Gruwell planea, la profesora toma dos empleos adicionales para financiar su proyecto, lucha contra superiores y parientes, para quienes su nivel de compromiso resulta exagerado e inapropiado. Los jóvenes, en cambio, reaccionan positivamente al desprendimiento de la mujer, y se integran por completo.

Sabiendo que cada uno de sus estudiantes tiene una historia que contar, Erin les anima a que escriban un diario con sus pensamientos y experiencias. Los diarios de los chicos pronto dejan de ser deberes de clase y se convierten en un instrumento de afirmación vital. Cuando Gruwell les regala cuadernos para que hagan anotaciones diarias sobre su vida y pensamientos, los cuadernos se convierten en un remedio y pronto se llenan con el dolor y la angustia de los jóvenes. sin embargo, el contacto con sus estudiantes afecta a Erin en su familia y en su matrimonio.


El director: Richard LaGravenese (Extraído de Wikypedia)


Richard LaGravenese (Brooklyn, Nueva York, 30 de octubre de 1959) es un guionista estadounidense y, ocasionalmente, director de cine. Es conocido por haber escrito el guión de El rey pescador, por el que fue nominado a un Oscar de la Academia de Cine de Estados Unidos.

Filmografía.

Toda las referencias están hechas como guionista, salvo que se indique lo contrario:

El rey pescador (1991)

The Ref (1994)

A Little Princess (1995)

Los puentes de Madison (1995)

Unstrung Heroes (1995)

The Mirror Has Two Faces (1996)

El hombre que susurraba a los caballos (1998)

Living Out Loud (1998) (de la que fue también director)

Beloved (1998)

The Secret Life of Walter Mitty (2006)

Freedom Writers (2007) (de la que fue también director)

P.S., I Love You (2008) (de la que será también director)


Erin Gruwell

Erin Gruwell & Hillary Swank 

La verdadera Erin Gruwell


Erin Gruwell nació en California en 1969. Se graduó de la Universidad de California en Irvine. Estudió en la Universidad Estatal de California en Long Beach donde obtuvo el grado de Master y sus credenciales para enseñar.

Comenzó su practica universitaria para ser profesora en 1994 en el colegio Woodrow Wilson High School, en Long Beach, California. Como estudiante en practica le fue asignada la clase con los alumnos de más bajo desarrollo estudiantil.

La escuela era dura, racialmente dividida e infestada de gangs. Peleas y áun asesinatos eran parte de las experiencias de los estudiantes. Algunos de los niños no tenían hogar. Otros venían de hogares destruidos o de hogares abusivos. Veían gente que ellos sabían que usaban drogas todos los días. Habían pocos lugares para ir que sean seguros y poca gente con la que podían contar.

Gruwell era blanca, llevaba traje para parecer perteneciente a una clase bien educada, producto de una vida suburbana segura. Los administradores esperaban que ella renunciaría pronto tan pronto se pronunció en contra de la violencia y el odio en su clase. En vez de eso, ella tiró su currículum y dedicó su clase a aprender acerca de la paz y la tolerancia.

Sus primeras armas fueron la lectura de The Diary of Anne Frank (El Diario de Ana Frank) y lecciones acerca del Holocausto, pues pensó que sus estudiantes podrían sentirse identificados con la situación de Ana Frank.

Un estudiante, al que en sus memorias se refiere como Sharaud, parecía determinado a volver su vida miserable. Fue transferido a WiIlson desde un colegio rival donde supuestamente había amenazado a un profesor con un arma. Sin embargo, a los pocos meses en el colegio, una de sus estudiantes paso una nota con un dibujo de Sharaud (afro-estadounidense) con labios extremadamente grandes. Muy enfadada, Erin Gruwell le dijo a la clase que este tipo de caricaturas fueron utilizadas por los nazis durante el Holocausto. Cuando se dio cuenta que solo un alumno sabía lo que era el Holocausto cambió el foco del curso hacia la tolerancia. Gruwell llevó a los estudiantes a ver La lista de Schindler, Schindler´s list, les compró libros con dinero de su propio bolsillo e invitó a conferenciantes, reales supervivientes del Holocausto a su clase.

En clase se leyó el «Diario de Zlata», escrito por una adolescente acerca de sus experiencias de la Guerra de Bosnia. Una vez más, los estudiantes encontraron similitudes entre su situación y la de ella. Admiraron el valor del autor y su determinación por trabajar por la paz. Recolectaron dinero para traer a Zlata Filipovic desde Irlanda (donde estaba viviendo), para visitar su colegio y compartir lo que había aprendido viviendo en una guerra. Zlata animó a los estudiantes en sus esfuerzos para luchar contra prejuicios raciales y estereotipos en sus propias vidas y se convirtió en su amiga y modelo.

Inspirados por sus lecturas y viajes de campo, los estudiantes de Gruwell empezaron a mantener diarios en los cuales escribían sobre sus experiencias y batallas diarias. Para algunos de ellos, la clase de Gruwell era el único lugar donde cualquiera quería escuchar sus historias. Para otros, éste era el único lugar seguro para compartirlos.

La clase de Gruwell se convirtió como en una familia. Ellos hicieron un «honor por el cambio» por una vida llena de alteraciones cuando todos acordaron en darse una oportunidad para empezar una vida de nuevo.

Inspirados por las historias quienes lucharon por la segregación y el prejuicio, ellos se llamaron así mismos «Los Escritores de la Libertad». Entre 1994 y 1998, los Freedom Writers lograron una gran cobertura de los medios, incluyendo apariciones en programas estelares de televisión en directo, como The View y Good Morning America.

Los jóvenes se graduaron de la escuela y fueron a escuelas superiores gracias a la Fundación de la Educación para la Tolerancia, una organización que Erin Gruwell ayudó a establecer para ayudar a pagar por su instrucción. Su éxito continúa creciendo y mientras, viajan por el país, visitando prisioneros y reformatorios, convertidos en embajadores de la paz y la tolerancia.

Erin Gruwell compitió para el Congreso (Distrito 38) en 2000 y, mientras da clases en la universidad de California, ha escrito una autobiografía sobre sus experiencias, publicada al mismo tiempo que la entrega de la película, está desarrollando un currículum de materiales para que otros profesores puedan ayudar a sus estudiantes a seguir el camino de Escritores de la libertad, escribe actualmente un segundo libro, y colabora en la finalización de un documental sobre este tema.


Los escritores de la libertad. Freedom Writers Diary


Las anotaciones de sus diarios y detalles más excitantes de sus experiencias han sido reunidas en «El Diario de Los Escritores de la Libertad: Cómo una profesora y 150 adolescentes utilizaron la escritura para cambiarse a sí mismos y al mundo a su alrededor».

«Escribir acerca de las cosas que nos suceden nos permite mirar objetivamente a lo que está sucediendo alrededor nuestro y volver una experiencia negativa en algo positivo y útil. Este proceso requiere mucho trabajo, esfuerzo y de una gran fuerza de voluntad, pero sí es posible, y Los Escritores de la Libertad lo demostraron: Ellos eligieron un sendero difícil pero poderoso». (Zlata Filipovic, de la introducción de «Los escritores de la libertad»)

Otro chico apunta en el texto: «Los únicos héroes que he leído alguna vez corren por todas partes con coloridas y apretadas ropas interiores y se arrojan edificios los unos a los otros por diversión. Pero el día de hoy, todo eso ha cambiado. Un verdadero héroe saltó de las página de un libro para darle a mi clase una visita especial. Su nombre es Miep Gies y ella es la señora que cuidó de Ana Frank. ¡No puedo creer que aquella mujer responsable de mantener a Ana Frank viva en el ático viniera a hablarnos en persona!»

 

Escribir para cambiar de conducta


Cuando Erin Gruwell conoció a sus alumnos, que la recibieron colocándose de espaldas a ella, decidió utilizar métodos no convencionales. la mayoría de los alumnos eran marginales, habías sido pasto de la segregación y el racismo, maltratados o víctimas de agresiones. Vio el paralelismo que había entre ellos y las víctimas de la segregación judía por la Alemania nazi y les habló de aquello. «No sabían lo que era el Holocausto. Traté de explicarles el paralelo que existía entre la discriminación y el dolor, pero no entendían estos términos. Todos ellos habían sufrido discriminación pero no lo entendían cuando lo veían expresado con palabras. Empecé a gritarles, perdí el control por primera vez. Ya no era una persona simpática y animosa. Al verme tan airada, tan llena de pasión, me miraron y empezaron a pensar que iba en serio.»

Hizo ver a sus alumnos lo que entre ellos tenían en común, pues todos tenían heridas de arma blanca o disparos, fruto de su recorrido por las calles, y lo que tenían así mismo en común con otros segregados. Fue entonces cuando se le ocurrió hablarles de «El diario de Ana Frank» y de otras historias sobre la intolerancia y las penalidades vividas por chicos jóvenes como ellos». Comenzaron a trabajar con todo tipo de textos y canciones, de poesía o de rap que ellos conocían o admiraban, hasta leyeron textos de Homero y Shakespeare, analizando similitudes con su propia vida. Les hizo ver que quien escribe, sea novelista o cantante, cuenta su propia odisea, y les animó a ellos a hacer lo mismo con su experiencia.

Erin Gruwell hizo llegar a los estudiantes periódicos, para que los tomaran como ejemplo y escribieran sobre noticias pasadas, presentes o futuras, sobre buenos tiempos, o malos. Cuando leía lo que los alumnos habían escrito se quedaba maravillada, por la calidad y el fondo de los artículos.

Les dio unos cuadernos para que se expresaran como quisieran, por medio de dibujos, poemas o un diario escrito. Los resultados fueron asombrosos: por primera vez aquellos chicos y chicas comprendieron el lugar que ocupaban en el mundo y vieron que había alguien dispuesto a escuchar lo que tenían que decir, se sintieron unidos por algo y, si antes no se soportaban entre sí, comenzaron a considerarse como una gran familia que les proporcionaba identidad y orgullo, y empezaron a llamarse a sí mismos «Los Escritores de la Libertad». Los estudiantes se convirtieron en escritores por la libertad. Por eso Erin decidió publicar un libro con la recopilación de los artículos, The Freedom Writers Diary, que fue editado en 1999.

Fue toda esta fuerza la que impresionó al director, y que la profesora no pretendía redimir a sus alumnos, sino que era una historia en la que profesora y estudiantes aprendían a colaborar y a respetarse mutuamente. Por eso se puso en contacto con su productora,  Stacey Sher, a la que animó en el proyecto, y la que decía posteriormente: «Hay todo un género de películas protagonizadas por curtidos profesores que les enseñan un par de cosas a los pobres chicos. Pero Erin es diferente, tiene un sentido de la armonía y la integración muy poco realista. La ecuación racial de la clase le hace poner los pies en tierra y son los chicos los que la enseñan a ser mejor profesora».


El valor pedagógico de The Freedom Writers


A diferencia de otros métodos pedagógicos, Gruwell no crea materiales o manuales que enseñen al maestro a ser sincero, sensible o desprendido. Apenas lega algunos consejos. Escritores de la Libertad es el testimonio de un momento único, de un salón que fue laboratorio, donde profesor y alumnos aportaron accidentalmente los ingredientes de un experimento importantísimo, y no pudieron conservar la fórmula exacta.

Con el tiempo, las historias de los Escritores de la Libertad llamaron la atención de los medios de comunicación. Empezaron a viajar alrededor del país, presentando sus ideas sobre la educación al Secretario de Educación en Washington, D.C., aceptando premios y concertando entrevistas en diarios y televisión. Incluso, testificaron ante el Congreso, donde recibieron ovaciones de pie.

Erin Gruwell dice: «Mis estudiantes desean ser un catalizador para el cambio. Ellos dicen ‘Yo vengo de donde tú vienes y lo logré... porque aprendí a leer, aprendí a escribir y aprendí a retar a la autoridad. Aprendí de gente como Thoreau y Emerson a como ser independiente. Si eres independiente, tú lo puedes hacer.’ Esa es una de las virtudes que mis hijos tratan de darle a la gente, que ellos también lo pueden hacer.»

Cuando fue preguntada Erin Gruwell sobre cuáles eran sus héroes, ella respondió: «¡Eso es fácil! Miep Gies, quien salvó a Ana Frank, todos los Escritores de la Libertad originales, porque ellos eran esencialmente adolescentes quienes tuvieron la voluntad de poner sus vidas en la línea para todos nosotros, el adolescente que se paró delante del tanque en la plaza de Tianamen, Ana Frank, obviamente, y Zlata Filipovic... y pienso que cualquiera con la voluntad de pelear una buena lucha por las razones correctas».

Gruwell enseña ahora en la Universidad del Estado de California, Long Beach y ella está desarrollando un currículum de materiales para que otros profesores puedan ayudar a sus estudiantes a seguir el camino de Los Escritores de la Libertad. Está escribiendo un segundo libro, ayudando a terminar un documental sobre Los Escritores de la Libertad y realizando consultas sobre una película sobresaliente acerca de ella y los héroes de sus estudiantes. Su historia muestra cómo las acciones de una persona contra la violencia, pueden hacer rodar una pelota de nieve que se convierta en un movimiento para la tolerancia y la paz.

 


©Enrique Martínez-Salanova Sánchez